En los meses y semanas previos al parto, es conveniente que elabores con tu médico un plan de parto en el que se describa el tipo de experiencia de parto que deseas. Si aún no has desarrollado un plan de parto, consulta la Actividad de compromiso familiar para empezar. Parte de ese plan consiste en decidir cómo vas a alimentar a tu recién nacido en las primeras horas tras el nacimiento. El contacto piel con piel durante la primera hora puede indicar a tu cuerpo que produzca leche materna, al tiempo que crea un vínculo duradero con tu bebé.
Las investigaciones han demostrado que la lactancia materna aporta beneficios tanto a las madres como a sus bebés. Las madres que amamantan experimentan un menor riesgo de hipertensión arterial, diabetes de tipo 2 y cánceres de ovario y mama. Los bebés amamantados tienen menos riesgo de desarrollar asma, diabetes, enfermedades graves de las vías respiratorias inferiores, infecciones de oído e incluso malestar estomacal que provoca diarrea y vómitos. La lactancia materna no sólo ayuda a nutrir a tu bebé, sino que también desarrolla un vínculo duradero entre tu hijo y tú. Estas conexiones profundas también las pueden establecer y sentir las parejas. Las parejas que se acurrucan con la díada de lactancia durante estos momentos especiales también pueden tener una liberación de oxitocina o la hormona especial que ayuda a desarrollar conexiones profundas con los demás.
Los nutrientes esenciales que aumentan durante la lactancia son el yodo, la colina y la vitamina A.
Las necesidades de hidratación aumentan de 3 litros de agua al día durante el embarazo a unos 4 litros, 16 vasos o 128 onzas de agua durante la lactancia. Beber más agua no aumenta la cantidad de leche que produces, pero puede garantizar que estés suficientemente hidratada para crear leche materna. Mantenerse hidratado también puede regular la temperatura corporal y ayudar a mejorar la calidad del sueño y el estado de ánimo. Puedes satisfacer estas mayores necesidades de líquidos mediante las bebidas que tomas y los alimentos que comes.
Considera la posibilidad de llevar una botella de agua reutilizable con pajita o tapa para beber durante el día. Bebe sorbos con regularidad y crea el hábito de beber un trago de agua antes, durante y después de cada sesión de lactancia.
Si aún no lo has hecho, habla con tu pareja y con tu profesional sanitario para que te ayuden a elaborar un plan de parto. Un plan de parto es una declaración escrita que incluye lo que te gustaría que ocurriera antes, durante y después del parto. Los temas específicos que debes incluir en tu plan de parto son:
Haz clic a continuación para ver un ejemplo de plan del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos que te ayudará a empezar.
Lisa Hoffmann, enfermera titulada y asesora de lactancia de CHRISTUS Children’s, habla de las tres etapas de la leche materna y de los beneficios adicionales que ésta proporciona a tu bebé. A lo largo de la lactancia, tu cuerpo pasa por tres etapas diferentes de producción de leche para satisfacer las necesidades nutricionales de tu bebé.
Durante cada sesión de lactancia, tu leche también cambiará para satisfacer mejor las necesidades de tu bebé.
En el hospital, tendrás acceso a una asesora de lactancia. Una asesora de lactancia es una profesional sanitaria formada y certificada que puede ayudarte a superar los retos de la lactancia. Estas personas pueden responder a tus preguntas y prepararte para el éxito si decides dar el pecho.